miércoles, 26 de noviembre de 2014

Reflexión acerca del proyecto de escritura colaborativa.

Lo que voy a contar ahora es sobre un cuento realista que habia que hacer en grupo a traves de una imagen de una pintura de determinado pintor(en este caso Isabel Guerra).
                                                                   Está es mi reflexión:
Al principió me pareció divertido pero me olvidaba de escribir el cuento. Mis compañeros trabajaron mucho la nota que les puso la profe me pareció justa por lo que hicieron. Yo no tuve muchas ideas y las que tuve no las comparti nose porque. Mi único problema fue que me olvidaba de entrar para escribir el cuento y me parece que para resolver ese problema me tengo que anotar las tares para no olvidarme de hacerlas. En el proceso,me pareció que como puse,antes aprendi que me tengo que anotar la tarea,yo creó que ese fue mi único error. Muchas veces uno cuenta una anegdota y es facil contarla porque sabes que es lo que paso,pero un cuento no es lo mismo porque no es algo que paso es algo que vos pensas y elaboras,y que de un día para el otro un cuento puede cambiar completamente por cualquier razón. Lo que tendria que mejorar el tema que reintero que es el de anotar la tarea para no olvidarme.

Este es el producto logrado:

Título:"Una carta equivocada"

“Una carta equivocada”
España, 17 de Octubre 1987
Querida Maguie :
Me acuerdo cuando nos conocimos ese día que viniste a mi pueblo y nos hicimos amigas. Me diste tu dirección y me dijiste que, si alguna vez necesitaba tu ayuda, te escribiera una carta. Y aquí estoy.
Ya perdí la cuenta de las veces que leí este libro, sé de memoria cada palabra, cada párrafo, cada diálogo, sé todo. Necesito otro libro. Si no,  me voy a morir de aburrimiento. Odio estar encerrada, pero mi hermano y mi madre siempre se están peleando, siempre por lo mismo: el dinero. Es horrible querer ir al comedor y que estén quejándose de la economía del país o de nuestra pobreza, siempre me pongo triste cuando los escucho. Aunque la verdad es que mucho no me importa. Yo soy feliz y tengo todo lo que necesito: una familia, una casa y lo más importante: el amor de mi vida, Tomás.
Teruel, como ya sabes, es un pueblo muy pequeño, uno de los más pequeños de España, y es una de las aldeas menos habitadas y pobres de la zona, pero a mí me parece un lindo lugar, será porque no conozco otros.
Vivo a dos cuadras de la casa de Tomás, mi novio, que tiene veintidós años. Es alto, con pelo castaño y ojos verdes. Tomás vive con su madre, su padre y sus tres hermanos.
Él tiene menos tiempo para disfrutar que yo, ya que su familia es más grande y todos tienen que alimentarse. Son tiempos difíciles, cada vez que tenemos alguna buena cosecha, es motivo de festejo.
Pero un día llegó el momento de separarnos: La semana pasada me contó que se tenía que ir al campo porque, según su padre, les iría mejor allí, me dijo que era por unos meses. Sentí cómo se me iba el alma del cuerpo. Es muy devastador, ya que no hay dia que no pasemos juntos. Con él puedo desahogarme, reírme, llorar...
En ese momento, recordé aquel día en el que estábamos en la Plaza Carlos Castel compartiendo un helado de Kalise, de vainilla y frutilla. Ese lugar me recuerda a nuestra infancia... Estábamos de la mano, hablando y Tomás contaba chistes ya que lo que más le gustaba a él era hacerme reír. Mientras esperábamos el atardecer, le canté y le dediqué las últimas canciones de amor.
Cuando él me contó la noticia, no tuve mejor idea que arrancar mi hoja favorita de mi único libro.  Esta hoja era muy importante para mí. En ella hay un poema que me hace sentir feliz al leerlo. Describe una tarde hermosa de la pareja de este libro:
“En la esquina de mi casa
yo te veo llegar
con un ramo de rosas
a la par de la paz,
seguimos caminando muy lejos, muy lejos
cuando estoy contigo tiemblo sin parar.

eres mi amor
y siempre te amaré.”
Nos escribíamos mucho, pero hace tiempo que no tengo noticias de él. No me escribe y no sé qué pensar… Maguie, ¿tú qcrees que habrá pasado?
Antes de ayer partió en un tren hacia su destino y desde entonces estoy ansiosa esperando su carta, pero no llegó nada. Estos últimos días no hice nada más que esperar.
Una mañana, mi mamá entró a mi cuarto y me entregó una carta. Abrí mis ojos sorprendida. Su nombre estaba en el sobre, después de tanto tiempo había recibido algo de él. Torpe y rápidamente abrí  la carta y leí su contenido. ¡No lo podía creer!
Querida Paz:
            Lamento decirte que estoy muy enfermo y no sé si podré sobrevivir a mi enfermedad. También te pido perdón por lo corta que es esta carta, pero últimamente no tengo mucho tiempo, sólo recuerda que siempre te amaré, por favor...
                                            Tomás.”

No lo podía creer. Se me cayó la carta al piso y fui corriendo a contarle a mi madre lo que había sucedido: —¡Madre!
—¿Qué sucede, hija?
—Lee esto, por favor...
Mi madre leyó la carta.
—No lo puedo creer, hija. —dijo. Y me abrazó.
—Yo tampoco, jamás podría creer algo así.

    Pasó una semana y no recibí más noticias de nada, seguía leyendo una y otra vez esa carta, sin todavía creer que fuera cierto.
     Esa mañana me desperté muy deprimida. Se Me vino vinieron a la mente los recuerdos de cuando me visitabas y traías helado para compartir, eso me alegró un poco. Me di un baño rápido y volví a leer la carta .
 Al terminar de leerla, me fui a caminar por la plaza en la que siempre salíamos a caminar y alejarnos de todo. Ése era, es y será nuestro lugar favorito.
Cuando regresé a mi casa, tomé una ducha y me acosté en la cama a pensar.
Unas horas después, escuché que alguien tocaba a la puerta, y como no había nadie en la casa, supuse que iba a ser mi mamá, pero para sorpresa mía era...
-¡Hola, Paz, te extrañé mucho!- dijo Tomás abrazándome fuerte.
-¡Tomás! ¡Qué sorpresa que estés aquí! Creí que estabas muy enfermo.
-Pero, ¿por qué pensaste eso?
-Pero si me llegó una carta de…   
-¿Cómo? Si en estas semanas no pude haberte mandado ninguna carta debido a que la oficina de correos más cercana estaba cerrada.
-Entonces… ¿De quién era la carta?
Lo hice pasar a mi casa para que la viera.
No puedo explicar por qué, pero se me ocurrió leer la dirección. En cuanto la vi, un alivio recorrió todo mi cuerpo, pero también me sentí un poco tonta. No había sido Tomás Gallegos el que había mandado la carta, sino un tal “Thomas Gallegos”. Y no solo eso, por la precipitación que tuve por saber noticias de él, no me habia dado cuenta de que... ¡esa no era su letra!
    Me fui a dormir sintiéndome muy feliz, ya que sabía que Tomás estaba en perfectas condiciones y ya estaba en casa.
 Esta es la mejor aventura que tuve con Tomás. Gracias a esto me di cuenta de lo mucho que lo amaba.
Espero volver a contarte otra historia sobre nosotros. Y aunque nadie te pueda ver??????, siempre contaré contigo.

Con amor,
Paz



  tinra y papel.jpg

domingo, 16 de noviembre de 2014

4 Versos

En el asfalto bailan los semaforos
el sol refleja su luz en los autos
y emprendiendo en la mgia de los caminos
el motoquero va,el motoquero va.